Con el auge de la inmigración irregular en los Estados Unidos, cientos de personas han sido separadas de sus familias, rompiendo el lazo de unidad que cualquier padre o hijo desea conservar independientemente de la situación socioeconómica que atraviesen. La Organización Mundial de la Salud define a la familia como “el conjunto de personas que conviven bajo el mismo techo, organizadas en roles fijos (padre, madre, hermanos, etc.) con vínculos consanguíneos o no, con un modo de existencia económico y social comunes, con sentimientos afectivos que los unen y aglutinan”. Un concepto que, en los últimos años, motivado por la diáspora de ciudadanos de diferentes países del continente, ha estado desmembrado por las separaciones de sus integrantes.
El jueves 14 de julio, el gobierno de los Estados Unidos emitió una directiva de aplicación de Ley de Inmigración a los agentes federales, donde se les instruye a preguntar a los migrantes sobre su condición de padres o tutores durante las detenciones. La medida es parte de un esfuerzo más amplio de Joe Biden para priorizar la unidad familiar y sustituir las políticas más restrictivas del ex presidente Donald Trump. La directiva, emitida a todos los empleados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), también pide que los inmigrantes previamente deportados sean autorizados a regresar al país de forma temporal para las audiencias de custodia de los hijos.
Aún hay un camino largo por recorrer en la búsqueda de un trato justo a los inmigrantes que buscan un mejor futuro para los integrantes de sus familias, y algunos de ellos, han tenido que buscar este mejor futuro lejos de sus seres queridos, pero esta medida es un pequeño paso que brinda esperanzas a miles de padres para estar junto a sus hijos.